".......Bobby y yo cometimos el mismo crimen, póngame a mí también las sanciones, arrésteme y métame en la misma celda que Bobby Fischer, y algo más, denos un tablero de ajedrez.” (En la carta de Boris Spassky al presidente George W. Bush estando Bobby Fischer encarcelado)
Una de las batallas más memorables de la Guerra Fría fue la partida de ajedrez que Bobby Fischer le ganó a Boris Spassky
Ambos imperios estaban pendientes de lo que sucediera en la brega y en primera línea estaba su mejor caballero, siguiendo esa tradición medieval que enfrentaba al mejor hombre de cada bando, en lugar de enfrentar ejércitos.
Las expectativas eran demencialmente altas. La gente comprendió de golpe que no sabía jugar ajedrez, que no eran capaces de comprender el juego. Entonces salieron desesperadamente a comparar juegos y libros. El nerd que le daba clases de ajedrez a los que se portaban mal en el liceo se convirtió en el tipo más popular del barrio. La radio, la televisión y los diarios empezaron a divulgar un juego milenario, inventado tal vez en Persia, en el que había que encerrar al rey enemigo hasta forzarlo a la rendición o la ignominia del jaque mate.
A los 13 años salió campeón de Estados Unidos y, dos años después, se convirtió en Gran Maestro, integrante del Olimpo de los especialistas del juego ciencia.
En ese momento (1958) ya los rusos ejercían el dominio absoluto del juego. El ajedrez está en la cultura rusa y el régimen soviético lo alentó de manera especial, como forma de propaganda. En Estados Unidos el ajedrez era cosa de gente rara o de perdedores.
Fischer se pone como meta romper la hegemonía rusa y logra, 14 años después, ganar el Torneo Candidatura, lo que le da la oportunidad de enfrentarse al campeón por el título. Era la primera vez que un estadounidense llegaba tan lejos. Y lo hizo de manera aplastante, ganando como nunca nadie lo había hecho.
En julio de 1972 estaba previsto el gran duelo en la capital de Islandia, equidistante de ambos centros de poder.
Entonces Fischer empieza a mostrar algunas de las características de su personalidad excéntrica hasta la paranoia. Discute todas las condiciones, desde lo económico hasta la colocación de las cámaras. No llega a Islandia el día previsto y todo amenaza con quedar en la nada, hasta que otro gran personaje de la época, el canciller estadounidense Henry Kissinger, lo alienta: “Querido, anda a pelear con los rusos”, le dice, palabra más, palabra menos.
Fischer siente la llamada de la patria pero va y pierde la primera partida, de un match previsto a 24. A la segunda no se presenta porque tiene no se sabe muy bien qué problemas con las luces. Fischer nunca le había ganado a Spassky. Habían jugado seis veces, con tres victorias del ruso y tres tablas. Y ahora estaba dos abajo.
Parecía el fin, pero Fischer se presenta a la tercera partida y la gana. Apartir de ahí empezó una demolición sistemática que terminó en la partida 21, con victoria del estadounidense.
Se vio como una victoria del mundo libre sobre el comunismo, del hombre solo contra el sistema, de la imaginación sobre el dogma. A los hombres que lo protagonizaron no les fue bien. Spassky, previsiblemente, quedó en una situación muy incómoda, y poco después le permitieron emigrar a Francia. Fischer murió a los 64 años en Islandia, con su salud mental muy deteriorada.
Drama. “El match del siglo” empezó en Reijavik el 11 de julio de 1972 y terminó el 31 de agosto de ese año, al cabo de la 21ª partida.
El camino. Bobby Fischer jugó como nadie nunca antes en el torneo Candidatura. A ese nivel, el resultado más frecuente en ajedrez son las tablas, el empate, que da medio punto a cada jugador.
El ganador hace un punto y el perdedor, cero. En cuartos de final y en semifinales, Fischer ganó todos los encuentros al mejor de 10, ganando 6 a 0 en cada caso. En la final, ganó tres partidas y las otras cinco fueron tablas, ganando 5,5 a 2,5.
Estilo. Spassky tenía un equipo de asesores que contaba con los mejores jugadores del mundo.
Fischer analizaba sus partidas solo.
Locura. La presión que tenían ambos jugadores era sobrenatural. Fischer le añadió una dosis extra. Discutió la posición de las cámaras, la iluminación, la ubicación de los espectadores, las condiciones de pago y hasta las reglas de la partida.
Destino. Spassky debió emigrar poco tiempo después del match y no volvió a vivir en Rusia. Fischer no volvería a jugar públicamente hasta la revancha con Spassky en 1992, en Sarajevo, rompiendo el embargo de las Naciones Unidas y Estados Unidos sobre Yugoslavia. Fischer ganó el match y el premio de poco más de US$ 3 millones. Ahí empezó su vida fuera de Estados Unidos, con discursos antiamericanos frecuentes. El más duro fue el del 11 de setiembre de 2001: “Es el día más feliz de mi vida”, dijo a una radio de Filipinas el día del atentado a las Torres Gemelas. En 2004 fue preso en Japón y su extradición a Estados Unidos estaba cerca, cuando Islandia, en agradecimiento a Fischer por haberla puesto en el mapa, le ofreció esa nacionalidad y el asilo correspondiente. Fischer murió el 17 de enero de 2008, a los 64 años, en el lugar que fue su cumbre más alta.
Documental sobre la historia en el canal BIO.
FRASES DE BOBBY FISCHER
"Psicológicamente, debes confiar en ti mismo, y esa confianza debe estar basada en los hechos."
FRASES DE BORIS SPASSKY
No hay comentarios:
Publicar un comentario