Fuente: www.elconfidencial.com
Carolina Marín ya puede presumir de ser una de las deportistas más importantes de España. La onubense es historia del bádminton nacional después de conseguir recientemente su segundo título de campeona del mundo, un logro sólo al alcance de los mejores jugadores de todos los tiempos, un escalón que ya ha alcanzado Carolina. Y buena parte del éxito tiene que ver con su lado más desconocido: su 'laboratorio'.
Para ser la mejor del mundo, no sólo hay que tener las cualidades y entrenarlas, sino que es necesario estar rodeado de los profesionales más preparados que sean capaces de extraer la esencia del deportista. Y eso es, precisamente, lo que ha ocurrido con Carolina Marín que, junto a un equipo técnico realmente puntero encabezado por Fernando Rivas, consiguió derribar la puerta de la historia con un éxito nunca antes imaginado.
"Lo que ha conseguido Carolina es un hito para el bádminton español y mundial. En la historia de este deporte, hay siete bicampeones del mundo y, entre ellos, sólo un deportista que no es chino: ésa es ella", confirma Rivas a El Confidencial. Y, para lograrlo, la base sobre la que se sustenta no es otra más que el trabajo y la persistencia, todo ello ayudado de análisis exhastivos de partidos y rivales para lograr el oro en el Mundial disputado en Yakarta.
Mucho trabajo, esfuerzo y dedicación sobre la pista para ser la mejor jugadora de bádminton de momento: "Es una deportista muy competitiva y con mucha profesionalidad, que tiene mucha implicación en los entrenamientos tanto técnicos como tácticos. Nunca antes en mi vida había visto a alguien entrenarse así de duro para conseguir los objetivos que nos marcamos en los entrenamientos", confirma Fernando Rivas. Casi nada.
En vista de que no se podía pulir el cuerpo, había llegado el momento de hacerlo con la mente. "Se decidió incluir un entrenamiento de práctica imaginada para visualizar los ejercicios e incluso simular partidos mentalmente con todo el equipo", confiesa su técnico. Análisis de posibles jugadas, movimientos de las rivales y todo tipo de datos estadísticos completaban los entrenamientos, gracias al trabajo de un equipo que "ha dado mucho por muy poco".
Una vez solventada la lesión, sólo había que llevar a cabo un cambio en Carolina: "Hacer diferentes rutinas para que aguantara las jugadas más largas". Tras conseguirlo, la manera de trabajar a lo largo del campeonato fue similar a la del resto de torneos. O, lo que es lo mismo, preparar a la onubense partido a partido para tratar de improvisar lo menos posible en pista, para que tuviera aprehendidos conceptos y soluciones mecánicas en pista.
"Antes de salir a pista, siempre realizamos el mismo protocolo: analizamos los datos de las rivales, realizamos un partido simulado con un proyector y hablamos de algunas de las situaciones de juego que se pueden dar", confiesa Rivas. Pero no es lo único que se valora: "También hablamos de cómo se siente, de posibles problemas que puedan surgir en el partido y de cómo solucionarlos". Que no haya mucho espacio para enfrentarse a lo desconocido.
Todo esto, sumado al talento natural de Carolina y a su predisposición para seguir mejorando, han dado lugar a que la española sea historia viva del deporte mundial. Tanto en categoría masculina como femenina, en toda la historia del bádminton sólo siete jugadores han logrado un bicampeonato mundial, siendo Marín la única europea en lograrlo. De sus éxitos, mucha culpa tiene su equipo técnico, el mismo que de "mucho por muy poco".
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