"Todos tus sueños pueden hacerse realidad si tienes el coraje de perseguirlos" (Walt Disney)

lunes, 29 de octubre de 2012

COMPARTIMENTOS ESTANCOS

"El mejor modo de prepararse para el mañana es concentrarse, con toda la inteligencia y todo el entusiasmo, es hacer soberbiamente hoy el trabajo de hoy. Es éste el único modo en que uno puede prepararse para el futuro."
(Sir William Osler)



En la primavera de 1871 un joven tomó un libro y leyó veintidós palabras que tuvieron un profundo efecto en su futuro. Estudiante de Medicina en el Hospital General de Montreal, estaba preocupado por sus exámenes finales, lo que debía hacer, adónde iría, cómo se crearía
una clientela, cómo se ganaría la vida.

Las veintidós palabras que este joven estudiante de Medicina leyó en 1871 le ayudaron a convertirse en el médico más famoso de su generación. Organizó la mundialmente famosa Escuela de Medicina Johns Hopkins. Se convirtió en Regius Professor de Medicina en Oxford
lo que constituye el mayor honor que se puede conceder a un médico en el Imperio Británico. Fue hecho caballero por el Rey de Inglaterra. Cuando murió, hicieron falta dos volúmenes con 1466 páginas para contar la historia de su vida.


Su nombre es Sir William Osler. Aquí están las veintidós palabras que leyó en la primavera de 1871, las veintidós palabras de Thomas Carlyle que le ayudaron a vivir libre de preocupaciones: "Lo principal para nosotros es no ver lo que se halla vagamente a lo lejos, sino lo que está claramente a mano ".

Cuarenta y dos años después, en una suave noche de primavera, cuando los tulipanes florecían en los jardines, Sir William Osler habló a los estudiantes de la Universidad de Yale. Dijo a estos estudiantes que solía suponerse que un hombre como él, que había sido catedrático en cuatro universidades y había escrito un libro muy leído, tenia "un cerebro de calidad especial". Declaró que esto era inexacto. Dijo que sus más íntimos amigos sabían que su cerebro era "de la naturaleza más mediocre".

¿Cuál era, entonces, el secreto de su triunfo? Manifestó que éste era debido a lo que llamó vivir en "compartimientos estancos". ¿Qué quería decir con esto? Pocos meses antes de hablar en Yale, Sir William Osler había cruzado el Atlántico en un gran paquebote donde el capitán, de pie en el puente, podía apretar un botón y, ¡zas!, se producía un estrépito de maquinaria y varias partes del barco quedaban aisladas entre ellas, aisladas en compartimientos estancos. Y el Dr. Osler dijo a los estudiantes: "Ahora bien, cada uno de vosotros es una organización mucho más maravillosa que el gran paquebote, y efectúa un viaje más largo. Lo que os pido es que aprendáis a manejar la maquinaria que os permita vivir en compartimientos estancos al día, como el mejor modo de garantizar la seguridad del viaje. Subid al puente y comprobad si por lo menos los grandes mamparos funcionan bien. Apretad el botón y escuchad, en todos los niveles de vuestra vida, las puertas de hierro que cierran el Pasado, los ayeres muertos. Apretad otro botón y cerrad, con una cortina metálica, el Futuro, los mañanas que no han nacido. Así quedaréis seguros, seguros por hoy... ¡Cerrad el pasado! Dejad que el pasado entierre a sus muertos. Cerrad los ayeres que han apresurado la marcha de los necios hacia un triste fin...  Llevar hoy la carga de mañana unida a la de ayer hace vacilar al más vigoroso. Cerremos el futuro tan apretadamente como el pasado... El futuro es hoy... No hay mañana. El día de la salvación del hombre es aquí, ahora. El despilfarro de energías, la angustia mental y los desarreglos nerviosos estorban los pasos del hombre que siente ansiedad por el futuro... Cerrad, pues, apretadamente, los mamparos a proa y a popa y disponeos a cultivar el hábito de una vida en compartimientos estancos al día". ¿Quiso decir acaso el Dr. Osler que no debemos hacer esfuerzo alguno para preparar el futuro? No. En absoluto. Pero continuó diciendo en ese discurso que el mejor modo de prepararse para el mañana es concentrarse, con toda la inteligencia y todo el entusiasmo, es hacer soberbiamente hoy el trabajo de hoy. Es éste el único modo en que uno puede prepararse para el futuro.

Sir William Osler


Extracto del libro de Dale Carnegie "Suprime las preocupaciones y disfruta de la vida"



martes, 2 de octubre de 2012

Relatos: La magia de la primera pelota y del potrero

“Cuando me dicen ´Pelusa´, vuelvo a la infancia, a Fiorito, a los arcos de caña, a los cebollitas. Aquello era más puro.”  Diego Armando Maradona




(Clarín 2.001)
Era una número uno de cuero, era la primera pelota que sentía suya, era un regalo de un primo, del “Beto” Zárate. Diego tenía tres años y se unió a ella para siempre, como si ya supiera lo que sería su vida. 

El Maradona padre, todos los días a las 4 de la madrugada, cuando se iba a trabajar a la molienda Tritumol y le daba un beso, lo veía dormido, abrazado a su juguete preferido. Papá sonreía. ¡Como no iba a sonreír si él le había hecho dar la primera patada, a los 10 meses, a una número cinco despintada que guardaba en su habitación¡

A la tardecita, don Diego regresaba exhausto y encontraba una escena idéntica en esencia, pero con escenario distinto: a la vuelta de la casa, en una de las Siete Canchitas, un potrero dividido en rectángulos de tierra bien dura, veía al nene jugando, y tampoco se la podían sacar. Una remera blanca con una estrella roja fue la primera camiseta, en Estrella Roja – obvio-, el equipo de papá, un técnico que nunca lo hacía suplente.

Entre todos esos partidos con apuestas de dinero en el medio, había un superclásico, ante el Tres Banderas dirigido por el papá de Gregorio Carrizo, del “Goyo” Carrizo, compañero de grado de Dieguito en la escuela Remedios de Escalada de San Martín. Justo ahí, un día de Marzo de 1.969 (cuando yo nací) en un recreo, “Goyo” le preguntó si quería probarse en Argentinos Juniors. A “Pelusa” - se lo puso Gerardo Balbuena, cuando nació con unas pelusitas en la cabeza – el corazón se le estremeció. Esa propuesta fue lo primero que le contó a mamá “La Tota” cuando llegó a casa, la más famosa de Villa Fiorito. Y luego, “Chitoro” aprobó. Comenzaban a tener razón los médicos que gritaron “Gol” cuando lo vieron nacer: tras atender once partos, todas nenas, llegaba Diego…….





“Yo era pobre de pibe, pero tenía alegrías cuando jugaba a la pelota, o cuando comía”   Diego Armando Maradona