"Todos tus sueños pueden hacerse realidad si tienes el coraje de perseguirlos" (Walt Disney)

lunes, 22 de diciembre de 2014

Horacio Elizondo; "Un hombre justo"

La obra, escrita por el periodista Marcelo Maller, recrea la vida de Horacio Elizondo desde su infancia como vendedor de periódicos hasta el momento en que durante la final del Mundial 2.006 entre Italia y Francia expulsó a Zinedine Zidane por agredir a Marco Materazzi.


En este extracto del libro se cuenta la anécdota de la aparición de las tarjetas Roja y Amarilla.



"Kenneth George Aston nació en la inglesa Colchester el primer día de septiembre de 1915. Y nació para ser árbitro de fútbol. Su vida se sacudió a los 20 años, cuando dictaba clases en la Universidad de Essex; lo llamaron para dirigir un partido entre los estudiantes y quedó tan entusiasmado con su actuación que al año siguiente quiso aprender aquella profesión que apenas había podido disfrutar por un rato.


Kenneth George Aston

Su dedicación y aptitud lo llevaron a convertirse en uno de los principales referís de Gran Bretaña y debido a su buen nivel fue designado para intervenir en la Copa del Mundo de 1962, en Chile. Tuvo el honor de debutar en el partido inaugural del campeonato y ser testigo cercano del triunfo local sobre Suiza por 3 a 1. Y como las autoridades de la FIFA quedaron más que satisfechos con su desempeño, fue elegido para impartir justicia en el enfrentamiento entre Chile e Italia, considerado por los organizadores de “alto riesgo”. No se equivocarían: ese choque fue bautizado, días más tarde, como “la batalla de Santiago”.
Una vergonzosa pelea hecha partido de fútbol.

Hubo de todo en el Estadio Nacional que pareció un improvisado Coliseo romano. Patadas, golpes de puños, insultos. Carabineros en medio de la cancha e inclusive un jugador italiano preso. Chile ganó por 2 a 0 ante el fervor de las 66 mil personas presentes y de esa manera consiguió su pase a la siguiente ronda.
Aston, en tanto, no había vivido un gran día. “No estaba arbitrando un partido de fútbol, estaba actuando como un juez en un conflicto militar“, explicó, lejos de la flema británica de quien también había sido Teniente Coronel en la Segunda Guerra Mundial.
A los 47 años se retiró pero FIFA lo quiso en su Comisión de Arbitros. Su aceptación como miembro en 1966 lo llenó de orgullo porque además en ese mismo año se jugaría un nuevo Mundial, esta vez en su casa, Inglaterra, y él sería el encargado del arbitraje. Por esos caprichos del destino, el árbitro inglés estuvo casi obligado a ocupar un lugar en la historia de partidos conflictivos. Esta vez debió hacerle entender a Antonio Rattín que el árbitro alemán Rudolf Kreitlein ya lo había expulsado en los cuartos de final entre Argentina e Inglaterra, por lo que debía retirarse de la cancha. En aquella época el juez le informaba al jugador verbalmente que debía irse del verde césped y el capitán argentino había pedido un traductor ya que aducía no entenderlo. Su ingreso evitó males mayores, aunque el Rata hizo de las suyas cuando ya se había resignado a partir hacia los vestuarios. En su camino estrujó la banderita inglesa que oficiaba como banderín del córner. Una ofensa grave para la Reina y para sus súbditos…


Es verdad que para el fútbol argentino ese partido resultó frustrante ya que, al fin y al cabo, terminó perdiendo por 1 a 0 y quedó eliminado. Pero los ingleses -luego campeones-, también sufrieron al árbitro alemán. ¿Por qué? Los hermanos Bobby y Jack Charlton habían sido amonestados por Kreitlein aunque ni ellos ni el director técnico inglés Alf Ramsay se dieron cuenta. Nunca entendieron los gestos ampulosos que hizo el juez en aquel choque contra los sudamericanos. Político y equilibrado, Aston les dijo a jugadores y dirigentes que él mismo estudiaría este problema para evitar confusiones en un futuro cercano.

Obstinado como pocos, no paró hasta resolver aquella dificultad. Y mientras conducía su coche por la calle Kensington, en Londres, se detuvo ante un semáforo y su rostro se iluminó: “Amarillo significa que aún puedes pasar. Es como si en una cancha le advirtiera a un futbolista que sólo tendrá una chance más. Y rojo, alto, fuera del terreno”, pensó. Aston tuvo allí su Eureka. A partir del Mundial de México de 1970 comenzaron a utilizarse las tarjetas amarilla (amonestación) y roja (expulsión), como símbolo universal, más allá del origen de cada árbitro.

Aún sin saberlo, Horacio Marcelo Elizondo, ese muchacho que vivía en Don Bosco y estudiaba Profesorado de Educación Física en el INEF Romero Brest en 1983, seguiría sus pasos, y un par de coincidencias entre ambos resultarían asombrosas. El inicio en el arbitraje, por ejemplo."





Entrevista a Horacio Elizondo
Cuenta la expulsión a Zidane en la final del Mundial 2.006


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